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Roble y Arón, la cara y la cruz del abandono de los animales

El CAAN facilitó ya el reencuentro de 200 animales perdidos con sus propietarios

22 de agosto de 2014

El Centro de Acogida de Animales Abandonados de A Armenteira, dependiente de la Diputación, trabaja en una nueva campaña de concienciación para promover la tenencia responsable de los animales y evitar situaciones de crueldad como las que en las últimas semanas llevaron al centro a animales como Arón.

Se trata de un perro abandonado en Marín, rescatado por los responsables del centro en un estado gravísimo, que es la cruz de un trabajo que también tiene su cara positiva, como la de Roble (o Tiburcio, como lo rebautizaron en el CAAN).

Roble llegó al centro de acogida después de ser rescatado de las calles de Mos, por las que vagaba desorientado y con el riesgo de sufrir un atropello o enfermar por la falta de comida y cuidados. Pero Roble no estaba solo. Sus propietarios, una pareja de Gondomar, lejos de abandonarlo, pasaron semanas buscándolo hasta que, el 14 de agosto, pudieron reencontrarse con él en el CAAN.

Como a ellos, el Centro de Acogida facilitó a otros 200 propietarios el reencuentro con sus mascotas perdidas, pero no abandonadas ni olvidadas.

Abandonado a una muerte segura

Muy distinta suerte corrió Arón, rescatado en la madrugada del 3 de agosto en un acantilado junto al paseo de A Salina, en Marín.

Allí había sido abandonado por sus propietarios a la suerte de las mareas, en un balcón originado en el propio acantilado. El animal estaba atado con una cuerda de unos tres metros junto a dos comederos –uno con agua y otro con restos de comida–, que no lo librarían de lo que seguramente pretendían los autores del abandono, que las mareas acabasen por ahogarlo.

Su presencia fue denunciada por unos particulares al 112, y los operarios de Protección Civil pusieron el hecho en conocimiento del CAAN, que precisó de la colaboración de los servicios de Protección Civil de los ayuntamientos de Marín y de Moaña, que aportaron unas cuerdas y una escalera para poder rescatarlo.

Arón fue hospitalizado durante 14 días, en los que recibió tratamiento veterinario para unas dolencias de las que, a pesar de todos los esfuerzos, fue imposible recuperarlo.

Arón padecía, según mostraron los análisis que se le practicaron en el CAAN, serios problemas de salud, y finalmente falleció a causa de una recaída de la enfermedad del hígado que padecía.

25 denuncias tramitadas

El de Arón es tan sólo uno de los múltiples casos que cada día llegan al CAAN y que muestran la persistencia de una conducta cruel con los animales por parte de muchas personas.

Para tratar de frenarla el CAAN denuncia siempre los casos de maltrato que detecta; aunque en muchos casos es imposible que haya una condena por falta de pruebas o imputados, en otros casos sí se consigue.

En sus 16 meses de funcionamiento el centro tramitó 25 denuncias después de identificar al autor del maltrato o del abandono.